domingo, 16 de diciembre de 2012

Tal y como ocurrió


Yo estaba en la ducha, en un pueblo perdido de España, mi novio en la habitación esperando su turno para proceder a la correspondiente sesión de higiene corporal que todo ser humano debe realizar cada día.

Llevaba días en los que no apagaba el móvil por si sucedía lo que ese día por fin sucedió. Realmente me había relajado, y justo cuando bajas la guardia, lo que tiene que pasar pasa.

Gracias a Dios aún no había empezado a enjabonarme, lo cual hubiese complicado la situación un poco más. Estaba yo tan tranquila recibiendo esa agua tan calentita que a mí me gusta por las mañanas, cuando de repente oigo a mi novio gritar como si la vida le fuera en ello. “¡Cielo, el móvil, el móvil! ¡Cielo, te llaman!” A lo que yo, tranquilamente contesto: “Bueno, vale, es evidente que no lo puedo coger, ya llamaré después” Y empieza: “¡Que no, que es un número largo, como de oficina!”

Lo que ocurrió a partir de aquí es surrealista, entramos los dos en un estado de histerismo propio de alguien que se está jugando la vida en algo. Automáticamente, cuando oí que era “un número de oficina”, mi mente sólo podía pensar: “llamada del hospital, de cirugía”, a lo que empecé a gritar como una loca “¡no dejes que cuelguen por favor, cógelo!”, mientras aporreaba la mampara de la ducha, incapaz de abrirla con normalidad como si no entendiera cómo funcionaba… Demencial.

Salgo de la ducha, para qué ponerme una toalla, si salir a la habitación con la persiana subida y teniendo una fila de adosados enfrente lo hace mucho más interesante… Contesto con una efusividad propia de alguien que acaba de ganar un millón de euros, esperando que la persona que está al otro lado la comparta contigo, cuando te llevas la sorpresa de que no, que ella está haciendo su trabajo y que, evidentemente, le da igual el tiempo que llevabas esperando esa llamada y la operación en general.

Así que le hago repetir mil veces la hora de la visita, mientras le grito a mi pareja como si no hubiera un mañana: “¡Apunta, cariño!”  “¿Lo tienes ya?” - “Espere, ¿me lo puede volver a repetir?” - “¡Apunta, cariño!” “Vale, ¿lo tienes?” - “Vale, perfecto, entendido”. Deberíais haber estado allí para entender bien de lo que estoy hablando, mi tono era completamente desmedido, pero creo que completamente justificado. Cuando me despedí de la mujer, no paraba de darle las gracias como si de ella dependiera el que pasara a quirófano, todo en el mismo tono propio de un ganador de lotería, mientras ella sólo quería colgarme para poder seguir haciendo su trabajo, como es normal. “Gracias, de verdad, mil gracias” - “Vale, ¿lo tiene todo claro, señorita?” - “Sí, sí, todo apuntado, de verdad, muchísimas gracias”. Creo que no se llega a transmitir la efusividad que viví en ese momento, pero de verdad que yo nunca me había sentido así… Pasan tantas cosas por tu cabeza… Lo que viene después ya expliqué ayer, así que hoy doy paso directo al vídeo.

En cuanto al vídeo de hoy, comentar que realmente no está directamente relacionado con los sentimientos que experimenté ese día, si no que llevo tiempo queriendo ponerlo porque me parece interesante la letra, pero sobre todo el vídeo en sí, todo un ejercicio de dirección y una visualidad muy potente. Se trata de un francés que hace muy bien su trabajo, pues es compositor, director, dj... ¡Todo en uno!

Ahí va.


sábado, 15 de diciembre de 2012

Un gran día


Bueno, como viene siendo costumbre, para variar publico bastante más tarde de lo que me hubiese gustado, pero mis obligaciones extra-blogueras me impiden hacerlo con la periodicidad que me gustaría.

Pero la ocasión lo merece, ¡aunque sea con retraso! Resulta que hace ahora 8 días por fin me llamaron del servicio de Cirugía de mi hospital, una llamada que esperaba con ansias, pues ya te ves encaminada hacia el sueño que tanto tiempo llevabas persiguiendo.

Y, ¿qué significa esa llamada? Buena pregunta… En un principio es una visita rutinaria, en la que se te hace un reconocimiento básico, y te dicen todas las pruebas que te tienes que hacer para proceder a la operación. Esto ya tarda un poco más, pero una vez te han hecho todas las pruebas, es cuestión de poco tiempo que llegues a quirófano.

En el fondo, llevaba tanto tiempo esperándolo, que evidentemente tenía unas ganas locas de saltar en el momento en que me llamaron, pero no puedes evitar sentir un pequeño acojone nada más colgar… ¡Coño, ya estoy dentro! Lo veías tan lejos, que no te planteas nada, pero de repente te imaginas en la sala de operaciones y un pequeño cosquilleo recorre tu cuerpo. Es inevitable, supongo, no somos robots que ni sentimos ni padecemos, aunque a veces nos esforcemos por parecerlo.

Así que ya iré contando el proceso poco a poco, espero que para entonces mi disponibilidad sea mayor y pueda publicar si no el mismo día, al día siguiente.

Con todo esto, el vídeo que traigo hoy es un tema que ha pegado bastante fuerte este último año, y que en realidad no quería poner, porque se ha convertido en un hit bastante típico, pero realmente ese día quería bailar, y esta canción me transmite una energía impresionante.

Se trata de una banda con mucho recorrido a sus espaldas, pero que no ha sido conocida hasta la publicación de su último álbum. Por mi parte no he escuchado gran cosa de ellos, por lo que no puedo juzgarlos, pero lo que es innegable es que lo hacen muy bien, y eso se nota. El vídeo no tiene desperdicio, ¡no perdáis detalle!


domingo, 2 de diciembre de 2012

De todo se aprende

Ya he hablado de este tema en otra ocasión, pero realmente hoy creo que he sacado más aprendizaje en torno a este tema que aquella vez. Y es que una cosa es recaer por necesidad, como me pasó la primera vez, que realmente me faltaban energías, y otra es recaer por capricho.

Me explico. Ayer celebramos el cumpleaños de una amiga, y ya había tomado la decisión de que iba a comer algo sólido "porque se hace difícil ver a la gente comer y tú estar con un batido, sobretodo cuando llevas tanto tiempo a rajatabla", pero "será algo light, un poco de ensalada y ya está". Tonterías. Cuando llegué allí empecé a comer como antes (como antes del todo, es decir, antes de ponerme a adelgazar), y eso me pasó una mala jugada.

Y es que he remarcado el hecho de "antes de ponerme a adelgazar" porque eso es lo que marca la diferencia: tu estómago realmente se está haciendo más pequeño poco a poco, y eso es algo de lo que hay que ser plenamente consciente. Por eso también trato el tema de trabajar la mente, porque la parte física va por otro lado.

En general, diré que ayer tuve bastante ansiedad y no me di cuenta, pero me vino todo de golpe cuando la cena empezó a convertirse en un problema para mí: mi estómago me dijo basta, ¡y no de una manera precisamente amigable! Empecé a encontrarme fatal, y no podía ni moverme. Tuve que dar un paseo antes de meterme en el coche porque si no iba a explotar, y el dolor que sentía era inmenso... ¡Y no es que hiciera calor precisamente!

Entonces, ¿cuál es la conclusión de hoy? Porque no nos olvidemos que yo estoy aquí para buscarle una explicación a todo y que eso me sirva para veces venideras. Pues por un lado, que no hay excusas que valgan, que tú estás a régimen y los demás no, ¡porque no lo necesitan! Eso es vital. Y seguramente, todo el mundo te dirá "Va, si no pasa nada, si ya has perdido mucho peso, si estás genial". Es verdad, pero luego el que sale perjudicado eres tú. Y, por otro, aprender que nuestro cuerpo está cambiando, y por tanto, sus límites. En el fondo lo que me pasó está bien para saber que no debo comer tanto porque en mi estómago no cabe tanta comida, y es así de sencillo.

Para cerrar el día de hoy os traigo un tema que escucho siempre que recaigo y lo hago mal, porque me reconduce al camino. Supongo que será porque trata de encontrarlo, después de una mal momento... Y esa es mi esperanza, darme cuenta de que realmente lo importante no es caer, es no levantarse, y creo que ese aprendizaje lo estoy sacando. Espero que lo disfrutéis.



jueves, 29 de noviembre de 2012

-36


Hoy es un buen día, y eso hay que celebrarlo. Piensas: me pego una comida con mi familia y así comparto con todos lo bien que me ha ido. ¡He perdido 36 kg. Desde que me propuse adelgazar!

Pues no es así. Lo siento, pero no. Realmente lo que quiero transmitir hoy es que la constancia es el único secreto que hace que esto funcione. Así que hoy, para comer, me tomaré un fantástico batido de chocolate, ¡que no se diga! Realmente, ¿de qué me sirve pegarme una comida, engordar, para luego tenerlo que volver a perderlo? Porque no nos olvidemos que cada kilo perdido y vuelto a recuperar cuesta mucho más de perder de nuevo.

Por tanto, esto se trata de entender que lo que tenemos es un problema, con todas las letras. Y mirar hacia otro lado no ayuda. Resulta que cada alimento que ingerimos se multiplica por mil en nuestro estómago. Aún no sé porqué, pero es así.  Por lo que el camino que realicemos, es algo que nos va a acompañar toda la vida, porque ni siquiera una operación es la panacea. Simplemente es una puerta que se nos abre para pegar el empujón que necesitamos hasta llegar hasta nuestro peso óptimo, pero a partir de ahí nos espera toda una vida de esfuerzos para mantenernos y no volver al peso del que partíamos.

Creo que hacer hincapié en este concepto es importante, porque lo que realmente tenemos que trabajar es la cabeza. Es decir, si me he operado, no quiere decir que pueda comer todo lo que se me antoje, sino que voy a seguir toda mi vida a régimen y haciendo ejercicio para no recuperar ese peso. Es como intentar asegurar que tu estómago no va a crecer hasta los límites de los que partíamos.

En fin, que no es fácil, pero merece la pena. Merece la pena cuando te sientas en una silla y tu culo no rebasa el asiento. Merece la pena cuando te tumbas en el sofá y te sobra espacio. Merece la pena cuando te metes en la cama y puedes moverte con soltura. Y cuando puedes subir 6 pisos (¡6!) y no fatigarte, o cuando puedes andar durante horas y no dolerte las articulaciones como si no hubiera un mañana. Por no hablar de lo más trivial, como poder encontrar ropa de tu talla, o verte al espejo y darte una tregua. Porque todo es importante, y cada uno tiene su escala. Para mí la imagen era lo de menos, pero también ayuda a tu proyección hacia los demás. Porque te sientes bien. Y bien por conseguir un objetivo, no por verte más delgada.

Con todo esto, el tema que traigo hoy es para mí un temazo, lleno de energía. En particular, comentar que los vi en concierto un verano hace dos años y no decepcionan, y escogieron esta canción para el cierre. Para mí no podría haber sido otra. No tienen vídeo grabado, así que pongo un directo, que también me gusta porque para mí en un escenario es donde una banda se define completamente, donde de verdad se ven sus virtudes y sus fallos. En un estudio es muy fácil de retocar... ¡Espero que os guste!


sábado, 24 de noviembre de 2012

Los 3 pilares básicos

Aquí estoy. Sé que llevo un tiempo desconectada, pero mis obligaciones a veces hacen que no tenga tiempo ni para respirar. Así que, con un poco más de tiempo del que creía, hoy publico una entrada que me parece vital para el entendimiento del proceso que vengo a explicar en este blog.

Y es que desde que empecé el camino a recorrer, no me imaginaba que fuera a aprender tanto como lo estoy haciendo. Pues, como cualquier cosa en la vida, de todo aprendes, y esto me está suponiendo una lección que sobrepasa todas mis expectativas.

Y, ¿qué quiero decir con esto? Pues bien, que adelgazar no es cuestión de comer menos y ya está. Y aquí me meto en el meollo de la cuestión: hay tres pilares básicos a la hora de afrontar un curso como este, y cada uno con la misma importancia que el resto. Estos puntos son: la nutrición, el ejercicio físico y la psicología. Voy a intentar explicar cada uno sin enrollarme demasiado, aunque no sé si va a ser posible, no prometo nada...

El primero que comento, la nutrición, es quizá el más significativo, aunque poco a poco iremos viendo que no es del todo así. Es evidente que un cambio en la nutrición es vital, eso no lo discute nadie. Pero este cambio, si no va acompañado de los otros dos puntos, se agota en poco tiempo. Va a haber un momento en que, por mucho que sigas comiendo poco y bien, no será suficiente. Los cambios a introducir en la dieta cambian según la persona, pues en mi caso, por ejemplo, no comía tan mal. Tuve que centrarme en controlar las cantidades y en las comidas entre horas. Por lo demás, no tuve que eliminar ningún alimento de mi dieta drásticamente, pues mi alimentación se basaba en muchas ensaladas acompañadas de un segundo plato que cumplimentara la aportación de nutrientes (pasta, pescado, carne, legumbres, etc.) ¿Cuál era mi fallo? En general, le ponía dos dedos de aceite a la ensalada, y el segundo plato era más grande de lo que debía ser (mi estómago era capaz de albergar bastante comida, eso es evidente). Y, entre horas, tuve que cambiar las rosquilletas, empanadas, bocadillos, etc., por manzanas, zumos, dos galletas... Realmente no fue difícil.

Pero como digo, siempre llega el momento en el que te estancas. Y, por eso, es fundamental el ejercicio físico. Si bien al principio es difícil, porque todas las articulaciones se resienten (rodillas, tobillos), conforme se va perdiendo peso se va haciendo más llevadero, y poco a poco no puedes vivir sin él. ¡Es verdad que engancha! Pero hay que ser realistas: se debe hacer un ejercicio que sea asequible por nuestra parte, porque si no, abandonaremos al primer día. Yo, por ejemplo, me compré una bici, y salía todos los días a dar una vuelta. En la bici, las articulaciones no sufren, y eso me permitió con el tiempo ir haciendo cada día un poco más. Otro ejemplo es la piscina, donde el agua ayuda a aliviar dolores. Sé que la piscina es algo duro psicológicamente, pero si tú no lo haces, nadie va a perder peso por ti. Y os aseguro que luego llegas allí y nadie te mira. El ejercicio además es necesario para controlar la flacidez de la piel, dependiendo de la cantidad de kilos que haya que perder, evidentemente.

Y aquí es donde entra la tercera directriz a seguir: la psicología. Quizá el ejercicio más difícil de conseguir, pero el que más ayuda, en mi opinión. Dad por sentado que el médico que te está atendiendo no conoce nada de tu vida, ni de porqué has llegado al peso que has llegado. Ni tiene porqué saberlo, ni importarle, realmente. Para eso están los psicólogos, no los endocrinos. Él sólo se tiene que preocupar de que tu peso disminuya, que el resto ya va a tu cargo. No quiero decir con esto que haya que acudir a un psicólogo (aunque en mi caso, me ayudó tener ayuda en cierto momento, pero de esto ya hablaré más adelante), pero hay que conocerse mucho a sí mismo para acatar esta decisión. En mi caso, la obesidad venía por ansiedad, como suele ser común, pero una ansiedad muy controlada, eso sí. No me permitía todo lo que el cuerpo me pedía, ni mucho menos. Me restringía más que me permitía. Pero llegó un momento en que era un ciclo sin vuelta atrás: estaba gorda, y eso me causaba ansiedad, y por eso comía, y entonces engordaba, y entonces eso me volvía a causar ansiedad... Y así hasta el infinito, como una rueda que no podía dejar de girar. Hasta que tú decides pararla. 

Con todo esto quiero decir que un pilar sin los otros dos no se sustenta, que el adelgazamiento es algo más complicado de lo que creemos, y que intervienen multitud de factores que hacen que estemos como estamos. Así que espero que si alguien toma la decisión de ponerse en serio con el tema, que de verdad trabaje todos los aspectos porque si no es más fácil abandonar.

En fin, ¡creo que he terminado! Al final lo de no enrollarme no ha sido posible, pero hoy tenía mucho que explicar...

El tema que traigo hoy tiene que ver con el segundo pilar que comentaba, el ejercicio físico. Hay que ver este vídeo de principio a final, porque no tiene desperdicio. Ya tiene unos añitos, pero eso no riñe con que siga siendo un gran ejercicio de dirección. Así que sin influiros más en vuestra propia percepción del mismo, ahí os lo dejo.


jueves, 15 de noviembre de 2012

3,2,1...

¡Y me lo salté! Era cuestión de tiempo, aunque creía que iba a tardar más jeje... Como ya he explicado anteriormente, seguir los batidos se hace difícil no por la cuestión de comer, si no porque en ocasiones te faltan fuerzas. Y, con el modo de vida que llevo, tarde o temprano lo iba a necesitar.

Total, que ayer tuve entrega de proyecto, con todo el estrés que eso conlleva, y cuando llegué a casa no tenía fuerzas para nada, hasta que comí... 3 lonchas de jamón york, 2 galletas y 1 plato de sopa, nada más y nada menos.

Pero el problema no es fallar, es no saber reaccionar. Quiero decir, no es un problema comer algo de fuera de lo establecido si sabes perdonártelo, y si sabes que es algo puntual que no se volverá a repetir hasta que de verdad lo necesites. Porque insisto en que en ocasiones se convierte en una necesidad, pero si tienes claro que es eso y sólo eso, no supone nada. El problema es cuando te lo saltas y te castigas por hacerlo, porque entonces no avanzas, y tu estabilidad mental es lo que realmente te mantiene fuerte en todo este proceso, que ya aviso, no es corto ni fácil. Lo hecho, hecho está, no sirve de nada mirar hacia atrás, si no mirar hacia delante.

Con todo esto, no me arrepiento de nada, eso sí, a batidos unos cuantos días más, ¡hasta que el cuerpo aguante! en cuanto al tema de hoy, pondría otro de Muse, pero me he prometido no repetir banda en un tiempo, ¡porque si no todos los días los pondría a ellos! El tema que hicieron para las Olimpiadas de Londres venía que ni pintado, Survival, pero os lo dejo por escrito para que lo escuchéis cuando os plazca.

Así que os pongo un tema que me dejó boquiabierta cuando lo escuché en el cine como banda sonora de Blancanieves y la leyenda del cazador, no por nada en especial, pero la voz me parece impresionante. Investigué sobre ellos y creo que son un poco star-system, pero esta canción me ha acompañado en muchos momentos, así que aquí os la dejo, espero que os guste.


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Uno de esos días

Hoy es uno de esos días raros, en los que te levantas torcida y no se endereza... Estoy triste, y no sé porqué, ¡pues debería estar contenta!

Me explico: esta entrada me viene muy bien para contar el proceso de adelgazamiento que estoy siguiendo previo a la operación. Cuando fui a la visita de endocrinología en mi hospital correspondiente, hace ahora 1 año y 2 meses, me ordenaron el siguiente tratamiento: 6 semanas a base de batidos, 3 al día, nada más. 600 kcal. Piensas, ¡buf!, si una dieta de adelgazamiento básica es de 1.200... Y luego, 6 meses de dieta mixta, es decir, 1.200 kcal, pero una de las comidas principales (comida o cena) se sustituye por batido. ¡Un respiro! "Y, cuando termines, te volvemos a ver". En ese período se me exige perder por lo menos el 10% de mi peso para seguir adelante, de no ser así, me salgo del protocolo y si te he visto no me acuerdo.

En la siguiente visita, he perdido el doble de lo que se me exigía, y piensas: "Bien, estoy dentro" ¡Pues no! Mi sorpresa fue que tenía que volver a repetir el mismo ciclo, y esta vez sólo se me exigía mantenerme, con lo que dices, "está chupao" ¡Mentira! Los 6 meses más duros de todo mi tratamiento, realmente sólo pude perder 4 kg. en 8 meses, con lo que también se me dio la enhorabuena, todo sea dicho de paso. Esta vez sí, estaba dentro. Fue el día en que me metieron en lista de espera, el día más feliz de mi vida, como ya comenté anteriormente.

Total, que ahora estoy haciendo ciclo de batidos otra vez, este proceso se repite cada 6 meses hasta que te operan. Realmente yo ya estoy bastante bien de peso, así que es una ventaja en mi posicionamiento en dicha lista, en caso de que alguien falle... Y la cuestión es que lo estoy llevando asombrosamente bien, lo estoy haciendo perfecto, 3 batidos y nada más (en ocasiones es difícil, sobre todo porque te faltan fuerzas, y hay que comer algo, es irremediable), y he perdido 3 kg. en menos de una semana. Impresionante, ¿no?

Por eso digo que debería estar feliz, pero no lo estoy... Será la lluvia, o la huelga general, que hace que todo esté vacío y desolado...

Para acompañar este sentimiento, hoy traigo un tema realmente desgarrador, que me pone los pelos de punta cada vez que lo escucho, y que llevo todo el día en la cabeza. Del grupo conozco poco, pero por poco tiempo, porque seguro que me pondré a investigar tarde o temprano, y lo compartiré de nuevo.


martes, 13 de noviembre de 2012

El día después del Día de la Obesidad

Me ha pasado. Mira que lo sabía, que soy una despistada. Y al final se me ha olvidado publicar entrada el Día de la Obesidad... Creo que no puede haber día más relacionado con este blog, ¡y va y se me pasa!

Así que nada, publico el día después del Día de la Obesidad. No pasa nada, ¿no? La verdad es que no sé mucho sobre este día, ni siquiera sabía de su existencia, pero va y el otro día lo escuché en la radio, y pensé: "justo el año en que decido escribir un blog, menuda casualidad". 

La cuestión es que me viene que ni pintado para tratar un tema que de verdad me preocupa, y es que pienso que el sistema sanitario no trata este tema con la importancia que en realidad tiene (atendiendo a toda la serie de patologías que acompañan a la obesidad). Así, me he pasado media vida luchando contra un sistema que miraba hacia otro lado cuando trataba mi problema: cuando he decidido ir al endocrino, resulta que me trata fatal y sólo me propone una dieta de 1.200 kcal., y me dice que vuelva... ¡en 7 meses! ¿Qué control es ese? Así que nada, decido hacerlo a través de mi médico de cabecera, y me da la misma dieta y me dice que él no me vuelve a ver, que vaya a enfermería una vez al mes y que ahí me pesarán... 1 vez al mes parece más fácil, pero al final nos es suficiente... Total, que resulta que hasta que tú no le propones a tu médico de cabecera que te quieres operar, o cualquier otra decisión sobre la que TÚ te hayas informado, no él, no se hace nada. En ese momento, ya se pasa tu historia al hospital que te corresponde, y ahí ya se encargan de todo.

Y digo yo, cuando a un arquitecto le encargan un proyecto, ¿es el cliente el que le dice la estructura que es más conveniente para su casa?; o cuando alguien lleva el ordenador a reparar, ¿es él mismo el que le dice al técnico lo que le pasa? Entonces, ¿porqué tengo que proponerle YO a mi médico que quiero adelgazar definitivamente? Sinceramente, creo que no es el camino a seguir, y siempre he pensado que debería hacerse algo más por parte de las autoridades para poner solución a este problema que cada vez afecta a más gente. Y no se trata de gente que se pase la vida comiendo lo que le dé la gana. En mi caso, no he podido cuidarme más toda mi vida, pero tengo un problema, y cada cosa que como se repercute en seguida en la báscula.

Con todo esto, dejo unas reflexiones de la Organización Mundial de la Salud sobre la obesidad y su repercusión en la sociedad a largo plazo. Podéis verlas aquí.

En cuanto al tema de hoy, se trata de un grupo del que por ahora sólo conozco este tema, gracias a una amigo que me lo puso en una cena en su casa. Está lleno de sensibilidad, que creo que es lo que necesita nuestro sistema sanitario. Me gusta escucharlo de vez en cuando, espero que os guste.




domingo, 11 de noviembre de 2012

El día más feliz de mi vida

En un principio esta entrada debió ser publicada otro día, pero, como todo en mi vida, el tiempo ha pasado y no pudo ser así. Con lo que publico 5 días tarde, pero supongo que nadie me lo tendrá en cuenta ¿no?. 

En fin, que hace ahora 5 días tuve la visita definitiva en la que se me metió en lista de espera. Así de fácil. O difícil. No me había dado cuenta de la ansiedad que había acumulado para conseguir la meta. Porque no os olvidéis que hasta aquí llegamos solos, somos nosotros los que nos lo hemos trabajado, sufriendo cada día por enfrentarnos a la báscula, teniendo que hacerlo todo perfecto porque cualquier desvío supone un error de difícil retorno. ¡Qué fácil es ganar algún kilo y qué difícil es perderlo!

Así que sí, puedo decir que ha sido el día más feliz de mi vida, en el que se me recompensa por el esfuerzo realizado, y en el que me aseguran que mi obesidad tiene solución, en el que definitivamente dejo de resignarme a vivir como antes, y tantas cosas más. Te entran ganas de llorar, reír... El siguiente día más feliz de mi vida será cuando me opere, y ¡de eso ya hablaremos cuando me toque jeje! 

La cuestión es que, ese mismo día, realizando mi trayecto de camino a la Universidad, pusieron el tema que hoy comparto con vosotros. Hacía tiempo que no lo escuchaba, y me dije: es el tema perfecto para hoy. Irradia felicidad, dan ganas de moverte, de gritar, y así es como me sentía ese día. En particular, los vi en directo hace 2 años, y fue la fiesta, me lo pasé genial, ¡a pesar del dolor de rodillas que me atormentaba!

Espero que os irradie la misma energía que a mí me da, ¡y a ver si le alegra el día a alguien!




sábado, 10 de noviembre de 2012

120

120. Esa cifra retumbaba en mi cabeza. Verla en la báscula supone muchas cosas: pensar en cómo has podido llegar hasta aquí, en tan poco tiempo (en mi caso engordé 40kg. en poco más de un año), pensar que no vales nada, que no eres lo suficientemente fuerte como para controlarte un poco más... En conclusión, te castigas, cuando aún no sabes que no toda la culpa es tuya.

Por eso, cuando alguien osa decirme que no debo operarme, que no estoy tan mal, que es muy peligroso, me llevan los demonios. Pero pienso que en el fondo no saben lo que es, y eso los justifica. Sé que si hubieran pasado por la mitad de lo que yo he pasado no lo dudarían ni un momento, como fue mi caso. Sea como sea, la decisión es personal, nadie debe interferir en ella, y eso es lo que me ha mantenido firme en todo este tiempo. Porque mi cuerpo es mío, mis problemas son míos y mis sentimientos son míos. Nadie tiene porqué entenderlos, pero sí respetarlos.

Así que a todo el mundo que haya tomado una decisión parecida a la mía (no tiene porqué ser una operación, hay infinidad de caminos, es cuestión de informarse), tan sólo decirle que siga hacia delante, que no lo dude si cree que de verdad es lo que mejor le va a ir, y sobre todo que no mire atrás. El pasado tan sólo nos debe servir de análisis, para entender cómo estamos ahora, pero sin reproches que no llevan a ningún lado. Lo mismo que en cualquier otra decisión relevante en nuestras vidas (estudios, vida profesional, familiar...)

Por lo que creo que el día que tomé la decisión de operarme es un día remarcable en mi vida, y siempre lo recordaré como el día en que tuve la valentía suficiente para afrontar un tema como este, y en el que dejé de mirar hacia otro lado cuando veía que mi peso aumentaba en la báscula, pensando que no podía hacer nada, cuando en el fondo hay tanto que hacer...

Con todo esto, el tema que acompaña la entrada de hoy supone positivismo, ganas de comerse el mundo, de bailar, de cantar, de saltar... Porque he tomado la decisión más importante de mi vida, y eso bien merece una fiesta ¿no creéis? Se trata de un grupo al cual llevo siguiendo desde hace 10 años, mi grupo fetiche, el que siempre me acompaña en todo momento. El tema que he escogido es el subidón de todos sus conciertos, espero podáis comprobarlo en algún momento porque de verdad merece la pena.


Una pequeña introducción... O no tan pequeña


… Y, ¿qué es esto de perder 60 kilos y no rendirse en el camino?...Bien, veamos por dónde empezar…

Tengo 27 años, y desde donde alcanzan mis recuerdos siempre he sido gorda (salvo lapsos en los que hice alguna dieta-milagro-timo), más bien muy gorda. Algo que creo que poca gente podría aguantar. Y un día alguien me planteó: ¿por qué no tomar medidas? Resulta alucinante lo rápido (o despacio, según se mire) que uno se resigna. De repente te conformas con no seguir engordando, pues eso ya es un logro difícil de alcanzar, cuando casi por respirar coges peso.

Lo que se me planteó en particular fue una reducción de estómago. Tal cual. Al principio te quedas loca, piensas que tú no necesitas eso porque tú sola puedes, como si operarse no fuera algo que consigues por ti mismo. Pero en 10 minutos cambié de opinión, pues en el fondo había tirado la toalla y había aceptado que iba a vivir toda mi vida de esa manera, y yo nunca he sido así.

Y, ¿qué es vivir de esa manera? Pues muy fácil: con un dolor de rodillas insoportable, con una resistencia a la insulina que se hubiese convertido en diabetes en poco tiempo, con un dolor de espalda agonizante, con fatigas cada dos por tres por no poder  dar más de tres pasos seguidos, tener riesgo de infarto elevado,  por no hablar de tener la misma ropa en el armario desde hace años por miedo a salir de compras y deprimirte, o de mirarte al espejo y darte asco literalmente. A pesar de todo, no me podía quejar, he tenido una vida feliz, con unos amigos que no cambio por nada, una familia que siempre me ha apoyado, y una pareja que me ha mirado como nadie se ha atrevido.

Así que este blog nace para volcar todos los sentimientos, miedos y alegrías que este proceso conlleva, que no son pocos.  Al finalizar, todas las entradas irán acompañadas de un vídeo que represente mi estado de ánimo de ese día, pues la música me ayuda mucho a canalizar mis sentimientos.

Y si este blog sirve de ayuda a alguien, aunque sea sólo una persona, me daré por satisfecha.

Ahí va.