sábado, 24 de noviembre de 2012

Los 3 pilares básicos

Aquí estoy. Sé que llevo un tiempo desconectada, pero mis obligaciones a veces hacen que no tenga tiempo ni para respirar. Así que, con un poco más de tiempo del que creía, hoy publico una entrada que me parece vital para el entendimiento del proceso que vengo a explicar en este blog.

Y es que desde que empecé el camino a recorrer, no me imaginaba que fuera a aprender tanto como lo estoy haciendo. Pues, como cualquier cosa en la vida, de todo aprendes, y esto me está suponiendo una lección que sobrepasa todas mis expectativas.

Y, ¿qué quiero decir con esto? Pues bien, que adelgazar no es cuestión de comer menos y ya está. Y aquí me meto en el meollo de la cuestión: hay tres pilares básicos a la hora de afrontar un curso como este, y cada uno con la misma importancia que el resto. Estos puntos son: la nutrición, el ejercicio físico y la psicología. Voy a intentar explicar cada uno sin enrollarme demasiado, aunque no sé si va a ser posible, no prometo nada...

El primero que comento, la nutrición, es quizá el más significativo, aunque poco a poco iremos viendo que no es del todo así. Es evidente que un cambio en la nutrición es vital, eso no lo discute nadie. Pero este cambio, si no va acompañado de los otros dos puntos, se agota en poco tiempo. Va a haber un momento en que, por mucho que sigas comiendo poco y bien, no será suficiente. Los cambios a introducir en la dieta cambian según la persona, pues en mi caso, por ejemplo, no comía tan mal. Tuve que centrarme en controlar las cantidades y en las comidas entre horas. Por lo demás, no tuve que eliminar ningún alimento de mi dieta drásticamente, pues mi alimentación se basaba en muchas ensaladas acompañadas de un segundo plato que cumplimentara la aportación de nutrientes (pasta, pescado, carne, legumbres, etc.) ¿Cuál era mi fallo? En general, le ponía dos dedos de aceite a la ensalada, y el segundo plato era más grande de lo que debía ser (mi estómago era capaz de albergar bastante comida, eso es evidente). Y, entre horas, tuve que cambiar las rosquilletas, empanadas, bocadillos, etc., por manzanas, zumos, dos galletas... Realmente no fue difícil.

Pero como digo, siempre llega el momento en el que te estancas. Y, por eso, es fundamental el ejercicio físico. Si bien al principio es difícil, porque todas las articulaciones se resienten (rodillas, tobillos), conforme se va perdiendo peso se va haciendo más llevadero, y poco a poco no puedes vivir sin él. ¡Es verdad que engancha! Pero hay que ser realistas: se debe hacer un ejercicio que sea asequible por nuestra parte, porque si no, abandonaremos al primer día. Yo, por ejemplo, me compré una bici, y salía todos los días a dar una vuelta. En la bici, las articulaciones no sufren, y eso me permitió con el tiempo ir haciendo cada día un poco más. Otro ejemplo es la piscina, donde el agua ayuda a aliviar dolores. Sé que la piscina es algo duro psicológicamente, pero si tú no lo haces, nadie va a perder peso por ti. Y os aseguro que luego llegas allí y nadie te mira. El ejercicio además es necesario para controlar la flacidez de la piel, dependiendo de la cantidad de kilos que haya que perder, evidentemente.

Y aquí es donde entra la tercera directriz a seguir: la psicología. Quizá el ejercicio más difícil de conseguir, pero el que más ayuda, en mi opinión. Dad por sentado que el médico que te está atendiendo no conoce nada de tu vida, ni de porqué has llegado al peso que has llegado. Ni tiene porqué saberlo, ni importarle, realmente. Para eso están los psicólogos, no los endocrinos. Él sólo se tiene que preocupar de que tu peso disminuya, que el resto ya va a tu cargo. No quiero decir con esto que haya que acudir a un psicólogo (aunque en mi caso, me ayudó tener ayuda en cierto momento, pero de esto ya hablaré más adelante), pero hay que conocerse mucho a sí mismo para acatar esta decisión. En mi caso, la obesidad venía por ansiedad, como suele ser común, pero una ansiedad muy controlada, eso sí. No me permitía todo lo que el cuerpo me pedía, ni mucho menos. Me restringía más que me permitía. Pero llegó un momento en que era un ciclo sin vuelta atrás: estaba gorda, y eso me causaba ansiedad, y por eso comía, y entonces engordaba, y entonces eso me volvía a causar ansiedad... Y así hasta el infinito, como una rueda que no podía dejar de girar. Hasta que tú decides pararla. 

Con todo esto quiero decir que un pilar sin los otros dos no se sustenta, que el adelgazamiento es algo más complicado de lo que creemos, y que intervienen multitud de factores que hacen que estemos como estamos. Así que espero que si alguien toma la decisión de ponerse en serio con el tema, que de verdad trabaje todos los aspectos porque si no es más fácil abandonar.

En fin, ¡creo que he terminado! Al final lo de no enrollarme no ha sido posible, pero hoy tenía mucho que explicar...

El tema que traigo hoy tiene que ver con el segundo pilar que comentaba, el ejercicio físico. Hay que ver este vídeo de principio a final, porque no tiene desperdicio. Ya tiene unos añitos, pero eso no riñe con que siga siendo un gran ejercicio de dirección. Así que sin influiros más en vuestra propia percepción del mismo, ahí os lo dejo.


2 comentarios:

  1. Ole, ole y ole! Enhorabuena Maremoto. Como ya te dije en su día, me quedo loca! Me parece muy buena idea que no sólo te ayudará a ti sino a otras muchas personas, seguro. Ya sabes que esta canción y su video me encantan, muy apropiados para esta entrada, con ese buen rollo y energía que transmiten. Sigue escribiendo que a mí me tienes enganchada!
    Bss!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja Corde, sabía que te iba a encantar, sólo con imaginar tu cara frente al ordenador me valía la pena!!

      Y bueno, muchas gracias por los ánimos, ayudan a querer seguir publicando, aunque sea sólo por desahogarme!!

      Eliminar