domingo, 18 de mayo de 2014

Veo la luz

Y es que, por fin, estoy más cerca de mi objetivo que nunca. De hecho, puedo decir que estoy en el peso más bajo desde que tengo 18 años. Maravillosos 72 kg. Y un Índice de Masa corporal de 25.81, ¡toma ya!. Y, ¿qué significa eso? Básicamente que casi casi estoy en un peso normal, y que, por tanto, no entraña problemas para mi salud. Si bien esto podría ser discutible, según acreditan algunos estudios en los que se afirma que el nivel de grasa corporal es el que también indica si eres obeso, es cierto que esta será mi siguiente preocupación. Es decir, una cosa después de otra, y poco a poco. Una vez esté estabilizada en peso, me preocuparé del nivel de grasa en porcentaje en mi cuerpo. Y, ¿cómo lo conseguiré? Pues con ejercicio, espero jejeje. 

Lo que vengo a contar hoy es todo lo que viví después de la operación, cómo fue mi recuperación. Y fue genial, sin más. Pero he de decir que todo ha sido gracias a mi actitud claramente optimista desde que desperté. Había pasado tanto tiempo esperando, y tanto tiempo trabajándomelo, que nada podía quitarme la sonrisa de la cara y las ganas de seguir adelante. Y así sigo. 

En cuanto a la dieta a seguir, me dejaron unas indicaciones muy fáciles de seguir: 10 días a líquidos, unos cuantos más a purés, y, poco a poco, ir incorporando el sólido a la dieta. Básicamente, como la dieta de un bebé. Tienes un estómago nuevo y tienes que ir haciéndote a él, y no al revés. En cuanto a los 10 primeros días, estar a líquidos fue muy fácil de seguir, porque realmente el cuerpo no te pide más. De hecho, hay algo a lo que aún no me he acostumbrado: a no sentir el hambre. Cuando me dijo eso el cirujano, me puse a llorar. Me había pasado la vida entera con hambre, desde que me levantaba hasta que me acostaba, y nunca la conseguía saciar. Realmente no comía todo lo que el cuerpo me pedía, porque eso era imposible de alcanzar. Y, aunque ahora, después de 3 meses, he conseguido sentir un poco de hambre entre las comidas, con poco que coma se me ha pasado y soy capaz de aguantar hasta la siguiente sin problemas. En cuanto a la siguiente fase, los purés sí que se me hicieron más pesados y terminé pronto con ellos jajaja. Decidí que el sólido me iba a sentar bien, y lo fui incorporando a mi dieta.

Y aquí vinieron las sorpresas positivas. El cirujano me había dicho que los lácteos igual no los toleraba muy bien, y... ¡para nada! Empecé con arroces, sopas... Es lo que mejor me sigue sentando hoy en día, aunque no tengo grandes problemas con la alimentación. También me dijo que el pollo es difícil de digerir, pues es una carne muy fibrosa, y... ¡tampoco! La tolero perfectamente, sin ningún problema. Realmente, los problemas que tengo vienen cuando estoy muy cansada, que no tolero bien lo que como. Pero es un día aislado, y no me suele pasar muy a menudo. Lo único que no he probado es el pan de molde y hamburguesa, pues me dijeron que no se digiere nada bien porque se hace una pelota en el estómago... 

En cuanto a que la comida me siente mal, tan sólo se traduce en una diarrea que, si bien no es algo muy cómodo, una vez pasada ya me encuentro mucho mejor. Y en cuanto a las cantidades, hay que tener muy claro que el estómago es muy pequeño y que admite una cantidad muy concreta de comida. Si te pasas, vas a vomitarlo porque, sencillamente, no te cabe más. Y tienes que parar de comer nada más te sientas lleno. Todo lo que sea ignorar tu cuerpo y lo que te pide, va a ir en tu contra.

Y creo que no me dejo nada jejej. A partir de ahora, ya sólo me queda escribir sobre mi nuevo modo de vida, y seguir luchando por la obesidad en este mundo. Pues considero que es algo muy importante que debería concienciar a toda la sociedad. Así que desde este pequeño rincón de internet, intentaré alzar la voz a mi manera, intentando desde mi modestia ir creciendo y llegar a más sitios cada vez.

Hoy traigo un vídeo de Vetusta Morla, que acaban de lanzar nuevo disco y, simplemente, me flipan. Hagan lo que hagan, me van a tener como una incondicional, porque ese sonido tan característico suyo me dejó enganchada desde el primer momento en que los escuché. Además, ¡tengo entradas para verlos! Cuánto tiempo esperando... Espero que os guste, y que investiguéis sobre ellos, porque de verdad merece la pena. Un saludo a todos!!


jueves, 8 de mayo de 2014

Por fin, llegó el momento

Y es que después de las visitas en las que me enfrenté a mis miedos, llegó la recompensa... Al volver a adelgazar, ¡el cirujano decidió que era el momento de operarme! Así de rápido, ¡así de inesperado! De repente, me vi saliendo de la consulta con mi pareja, mirándole como si no entendiera lo que acababa de pasar... ¡Por fin me iba a operar! ¡Por fin tanto esfuerzo había tenido su recompensa! Y, de repente, todo parecía que había sucedido tan rápido... ¡Un suspiro!

Empecé a pensar que no había sido para tanto, que se me había pasado volando... Cuando no es para nada así, había hecho un esfuerzo enorme y lo tenía que valorar. Esto es como todo, terminas la carrera y no ves que sea para tanto, que no eres un profesional como la copa de un pino... Pero no es así, tenemos que valorarnos más, y sólo así la gente te respetará en todos los aspectos.

Total, que en menos de un mes me encontré con que había terminado la carrera y que me operaban, ¡todo era perfecto! En cuanto a los nervios, decir que no los sentí hasta la noche de antes de la intervención, cuando estaba en el hospital esperando a que llegara mi turno... Piensas, "joder, esto es mucho más chungo de lo que había querido ver todo este tiempo". Está muy bien eso de mirar a otro lado y no ver el peligro, pero es que ciertamente entrar a quirófano no es moco de pavo la verdad...

Y, de repente, pasó. Desperté, y pensé, "vaya, ya estoy operada, ¡que rápido!" Así de simple. Siempre pensé que esta iba a ser la entrada más importante del blog, pues es en torno a la cual había decidido empezar a escribir. Pero, de repente, llega, y no sabes ni cómo transmitir la felicidad, el miedo, la ilusión y todos los sentimientos que experimentas desde que te dan la noticia hasta que despiertas entubada en una cama sola, sin nadie a tu alrededor.

La estancia en el hospital fue súper agradable. Todo hay que decirlo, mi actitud ayudaba muchísimo. Tenía tantas ganas de operarme, que siempre que me preguntaban "¿Qué tal estás?", yo respondía "¡Genial!", y si me preguntaban "¿Te duele?", yo respondía "Para nada!" Bueno, en el fondo no era para tanto, pero el positivismo que tenía encima no me dejaba ver todo lo que tenía encima. De hecho, los médicos me decían que no podía ser, que tenía que dolerme jajaja. Y al final, me hice famosa. Era la chica feliz del pasillo, todos flipaban con mis ganas de recuperarme y mi sonrisa permanente. Y es que no quería estar más tiempo del estrictamente necesario en el hospital, prefería seguir la recuperación en casa. 

Y así fue, en menos de una semana estaba en mi casa. Eso sí, aquí los dolores eran terribles, pues no estaba todo el día "enchufada". El cómo fue la recuperación y la dieta que he tenido que llevar, lo explicaré en entradas posteriores, ¡pues da para mucho!

Con todo esto, traigo el tema que llevo esperando dos años para poner. Ya he puesto algún video de esta banda, para mí la mejor banda de todos los tiempos. Es un tema que me ha acompañado desde hace ya 10 años, y no me canso de escucharlo. De hecho, ha estado siempre ahí en los momentos clave de mi vida, y qué duda cabe, éste es uno de ellos. En sí, el tema no es suyo, se trata de una versión de Nina Simone. Pero esto sí que es una versión, en la que reconoces el tema principal, pero le dan una caña que lo llevan a su terreno como pocos hacen. Siempre me he preguntado cómo tan sólo tres personas pueden meter tanto ruido como ellos hacen... Recomiendo escuchar las dos versiones, y escuchar lentamente la letra. Entonces así entenderéis porqué es tan importante para mí. Espero que os transmita toda la fuerza que me da a mí.